LA ENVIDIA

La envidia es un fenómeno psicológico muy común que hace sufrir enormemente a muchas personas, pero sobre todo a los propios envidiosos. Es un sentimiento de frustración insoportable ante algún bien de otra persona, a la que se le desea (inconsciente o explícitamente) que le vaya mal.

¿Por qué? El envidioso está insatisfecho y, a menudo, no sabe que lo es. 

Por eso siente rencor contra las personas que poseen algo (belleza, dinero, sexo, éxito, poder, libertad, amor, personalidad, experiencia, felicidad, etc.) que él también desea pero no puede alcanzar. Así, en vez de luchar por sus deseos y darles curso, el envidioso odia y desearía destruir a todo aquel que, como un espejo, le recuerda su carencia. 

Los que estamos en "Redes Sociales" vemos a diario gente que en el "estado" de su página pone frases que denotan claramente su molestia por la felicidad ajena. Es ahí donde empiezo a preguntarme ¿qué ven, cuando ven? ¿Tienen conciencia de la totalidad de la vida del otro o solamente esa parte en la que sienten insatisfacción?

Por eso se me ocurrió una breve carta, dirigida a esa persona que tal vez cuando comparto que soy feliz, se muerde el labio inferior o frunce el ceño.

Amiga, Amigo:

Habrás visto que hoy en día soy feliz, me siento plena, he alcanzado un punto de mi vida en el que solamente puedo dar gracias. 

Cuando ves mis expresiones de alegría te corre un ácido por las venas, se te amarga el corazón y tal vez en algún lugar de tu cabeza llegues a desear que se acabe o pase algo que me borre la sonrisa. 

Pues bien, yo deseo que tengas exactamente lo mismo que yo, ni más, ni menos...

Te deseo la infancia que transité, el miedo, la soledad, los distintos abandonos, el hambre, la traición. Te deseo el rechazo y la discriminación, la burla, la ironía, que todos los que querías te den vuelta la espalda. 

Te deseo que habiendo apostado la vida te quedes con las manos vacías y que haya un día que te preguntes ¿para qué estoy vivo/a? 

Pensarás si estás leyendo estas líneas que soy una mala persona y que te estoy deseando el mal, pues no, porque no hago otra cosa que desearte que recorras el mismo camino que tuve que andar para llegar adonde llegué. 

Hoy ves un árbol lleno de flores y te molesta, pero ¿acaso sabes algo de las raíces que lo hicieron fuerte? ¿Sabes que para tener extendidos los brazos al sol fue necesario hundir bien profundo los pies en el barro podrido y lleno de gusanos?.

Te deseo felicidad, pero voy a ser sincera, ojalá puedas llegar sin tener que recorrer los pasos que me tocaron a mí, porque no fue gratis. 

Antes de sentir envidia por la flor, mejor piensa si estas dispuesto a ver las distintas podas en tus ramas. 

Sé feliz con tu vida, tienes todo lo necesario para hacerla bella.