ROLES EQUIVOCADOS



Soy la hermana mayor de seis hermanos (a dos no los llegamos a conocer porque se fueron antes de llegar). Ubicarse en el primer lugar de la lista no es tarea fácil. Primero, porque los padres están experimentando y cada uno, a su manera, tratará de hacer lo bueno que hicieron sus padres con ellos y lo contrario de lo que creyeron malo. Segundo, porque proyectan en uno todos esos sueños que ellos no pudieron cumplir y entonces querrán que seas bailarina, contador, médico, monja, o que te cases con alguien adinerado para que nunca conozcas la necesidad. Tercero (y aquí voy a apuntar), nos convertimos sin querer en madre/padre de nuestros hermanos.

Desde que nace tu hermano/a te dicen: cuidalo/a que no se caiga, juega con él/ella, llevalo/a a la casa de tu amiga/o y, pase lo que pase, como es el/la más chico/a, "la culpa siempre habrá sido tuya". 
Los juguetes, la ropa, el tiempo, las amistades, TODO entrará al campo de lo comunitario y sin darnos, cuenta iremos perdiendo nuestra intimidad o individualidad para convertirnos en la vena, los ojos, o el pulmón de ese/a hermanito/a.

A medida que pasan los años, nos tomamos tan en serio esa responsabilidad que llegada la adolescencia o la madurez, sentimos que todavía tenemos que cuidarlos, protegerlos, indicarles el camino y como ya no son niños, probablemente nos manden a freír bollitos. 

Sentimos que se equivocan una y otra vez, que no tomaron la decisión correcta, que podrían haberlo hecho de otro modo y entonces, en lugar de ser compañeros de camino, se termina en una relación "padre/madre-hijo/a". 
Ese mismo esquema puede repetirse a la hora de buscar una pareja. Uno siente que tiene que hacerse cargo del desgano del otro, del crecimiento profesional, de los días de depresión y hasta de esos momentos en donde está malhumorado/a y uno lo justifica pensando "y bueno, pobre, está mal". 
Amigas y amigos también formarán parte de ese círculo de "gente a la que hay que sostener o salvar" y entonces aceptamos llamadas a cualquier hora para escuchar una confesión, para aconsejar frente a una ruptura de pareja, o de un amor no correspondido. Iremos a fiestas adonde no teníamos ganas de ir, o serviremos de compañía para ver esa película o recital que nada tiene que ver con lo que nos gusta. 
El mandato oculto es "no les podes fallar" ¿por qué? porque un padre/madre, no "deben fallar".

Si uno pudiera despegarse de ese rol equivocado e impuesto involuntariamente, se sentiría más aliviado. Aceptaría que cada cual hace su camino en la vida, que de los errores se aprende y está bien que sucedan. Y sufriríamos menos... por otros.
Ocupemos el lugar que nos corresponde, como hijos, como hermanos, como pareja y como padres/madres, sólo con nuestros hijos. 
El peso que quitamos de nuestra mochila es incalculable y no sólo vivimos mejor sino que además dejamos vivir con más aire, a los demás. 
Si pudiéramos preguntarle a nuestros hermanos qué opinan sobre nosotros, tal vez nos encontraríamos con la sorpresa de que digan "sos insoportable".

Suerte! y buena vida.

Comentarios

  1. Guauuuuu, que mochila mas pesada........Soy la primera de tres hermanas, de alguno mas que no llego a ser y de otro que no nació en el mismo nido, que no conozco, pero que es el numero 4. Y si, es como dice en el relato y ahi vamos cargando la mochila y sobreviene la gran carga, que a su vez volcamos inconcientemente en nuestro clan. Tomar conciencia de esto, el darse cuenta y comenzar a alivianar esa mochila, da mucha paz y se puede comenzar a ser una misma. Me encanto Marina. <3

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    1. Gracias por tu comentario! Tomar conciencia es el primer paso, tal como dices. Me alegra que te haya servido.

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